Perspectivas para el desarrollo de la Filosofía
En el siglo XXI. Algunas Reflexiones.
Rosa Riquelme Andrades
Consejo Coordinador Red de Profesores de Filosofía de Chile.
Vivimos un tiempo que no permite hacerse preguntas porque desde el momento de pensar la pregunta, esta ya ha dejado de tener sentido. Los niños y jóvenes se comunican con la reflexión en el tiempo que queda desde que envían un mail hasta que reciben la respuesta instantánea de acuso recibo. Igual cosa sucede con el maestro, el acercamiento a la reflexión es prácticamente impracticable, pues el tiempo de ocio es una débil figura que se desvanece. Pensar es un privilegio.
El trabajador de la educación esta cansado, asfixiado, presionado, sin tiempo para producir ideas, innovar, diseñar estrategias. Esta exposición es producto de ese tiempo de presión, de exigencia por la reflexión que nos concierne en esa mesa, a diferencia de la academia nos queda el permanecer en el anonimato que se traduce en toda ceremonia pública y de elite donde el maestro del aula no existe, quizás porque no tenga nada que decir. Nos resta subir de vez en cuando a la superficie y ver que las sombras existen y seguirán existiendo, que son nuestra realidad.
El Día Mundial de la Filosofía debe ser una instancia, aunque fugaz, que convoque a los diversos mundos responsables de lo que acontece en la actualidad, el mundo de la intelectualidad, de la academia, de las autoridades políticas, de los profesores, de los estudiantes, de quien sea le interese estar en esta reflexión. Mundos en desigualdad de condición, pero abiertos a dialogar. Nuestro deber en estos mundos converge en el hombre y la mujer libre, que viva la experiencia de la igualdad de condiciones para desarrollar su potencialidad, que denuncie la exclusión, la discriminación, la violencia, la arrogancia, la ignorancia que esclaviza. Nos convoca hoy, este Día Mundial a sostener que: “Todo niño y niña tiene derecho a la educación” y de esta forma precisar, “Todo niño y niña tiene derecho, sin exclusión, a PENSAR.”
Quiero iniciar esta reflexión sobre las perspectivas para la enseñanza de la filosofía en el siglo XXI, sin dejar de lado algunas reflexiones a propósito del documento: “Filosofía en la Educación Escolar Chilena” (enero 2004) elaborado por la unidad de currículo del Ministerio de Educación de Chile.
En el documento se reconoce que la filosofía es una de las instancias educativas que mejor responde a los desafíos planteados por la reforma, particularmente los que tienen que ver con el desarrollo del pensamiento critico, el despertar de la creatividad, el reconocimiento de la autonomía y la valoración de la participación democrática.
Se define además la Enseñanza de la filosofía en dos aspectos:
Primero, como un cuerpo de conocimientos constituidos por obras e ideas filosóficas, y
Segundo, como un actuar o estar en el mundo de modo esencialmente indagatoria y explorador.
En cuanto a la primera definición: (ver página 23)
“La revisión de la experiencia internacional permite observar que mayoritariamente en países desarrollados o emergentes, países con una tradición filosófica fuerte (...) la filosofía como cuerpo de conocimientos esta ausente del currículo o ha sido incluida en forma de asignatura electiva, para alumnos de últimos niveles de enseñanza media que piensan seguir estudios universitarios de corte humanista. La no obligatoriedad de la asignatura es un fiel reflejo de la creencia que a partir de cierta edad, es beneficioso darles a los jóvenes la oportunidad de elegir algunos de sus cursos de acuerdo a intereses y motivaciones”. Al respecto me pregunto por la validez de un argumento que generaliza y afirma sin fuentes que lo internacional predomina sobre lo nacional, es posible no poder buscar un camino que nos interprete como nación y como proyecto educacional de País, puede la experiencia externa ser un indicador decidor. Y sobre el tema del cuerpo de conocimientos, ¿qué se esta entendiendo por el mismo?, ¿Es posible hacer Filosofía sin saber qué es Filosofía? Por último, la decisión sobre lo que se va a priorizar respecto a la enseñanza de la filosofía es un tema pendiente y de amplio debate, que no se reduce a lo que algunos piensan es o debe ser.
Kant decía, que no se trata de enseñar pensamiento si no enseñar a pensar. La importancia educativa filosófica no consiste en transmitir conocimientos indiscutibles, tampoco en presentar una galería de filósofos e ideas, sino en enfrentar a los estudiantes con sus propios problemas y los grandes desafíos a que se vieron y se ven sometidos los seres humanos, poniéndose a disposición para la reflexión, al diálogo, y al trabajo colectivo, esos modos de filosofar, esas obras, esos métodos y herramientas utilizadas para luchar contra análogas dificultades, ayudarlos a que puedan pensar por si mismos, a pesar de ellos y aún contra ellos.
En cuanto a la segunda definición, el documento señala:
“El énfasis de la actual reforma, no se centra en memorizar hechos, sino también en como interpretarlos, fundamentarlos, extrapolar a partir de ellos, siendo esas habilidades adquiridas a través de muchas áreas (Lengua castellana y comunicación, Historia y Ciencias Sociales, Matemáticas, Ciencias naturales, etc.) También se plantea que los objetivos fundamentales transversales, invitan a todos los profesores a preocuparse del loro de habilidades de orden superior, capacidades de abstracción, pensamiento sistémico, aprender a aprender, etc.
Las Habilidades y destrezas, actitudes y valores centrales de una educación filosófica están actualmente presentes dentro de oras asignaturas y en contenidos intrasignaturas a los largo de 10 años de currículo compartido por todos. En otras palabras señala el documento oficial, Sin tener clases de filosofía durante estos 10 años los alumnos gozan de un currículo entero que se preocupa de muchas destrezas y habilidades centrales de la asignatura de filosofía, definido desde el segundo enfoque o perspectiva”
Siguiendo la reflexión del Profesor Mauricio Langón, podríamos preguntarnos por ejemplo: Si en las clases de Filosofía e Historia y Ciencias Sociales, podrán desarrollarse destrezas lingüísticas (habla, lectura, escritura, corrección ortográfica, etc.) y en Ciencias Naturales y Artes podrían desarrollarse “destrezas” matemáticas (cálculos, proporciones, proyecciones, modelos) a nadie se le ocurriría hacer desaparecer el Lenguaje y las Matemáticas puesto que lo que desarrollan esta contenido en las otras asignaturas. Al contrario se admitirá fácilmente la complementariedad de estos saberes. Bueno el argumento para desestimar la enseñanza de la filosofía se presenta de igual forma en el documento señalado. La educación requiere la complementariedad de los saberes y no la exclusión de unos respecto a otros. ¿Cómo se ha mantenido la Filosofía a través del tiempo, que contiene que no permite su eliminación del pensamiento?, ¿puede una sociedad desarrollarse prescindiendo de ella, puede un sistema educacional mantenerse sin su presencia, en el lenguaje de quienes estamos formando?, ¿De qué educación estamos hablando?
Al respecto podríamos señalar lo siguiente: Según el Informe de la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OCDE), señala que el cambio impulsado por la Reforma Educacional Chilena ha mejorado las condiciones de acceso a la educación, los contextos y relaciones de aprendizaje en forma significativa, al mismo tiempo su impacto sobre los logros de aprendizaje, aunque es positivo, sigue sin ser significativo. Todavía los resultados nacionales de logro están por debajo de los objetivos de aprendizaje y lejos de los estándares internacionales.
Según, otro estudio del Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la calidad de la educación, “la gran mayoría de los alumnos en estos niveles alcanza una comprensión fragmentaria y localizada del texto. Identifican parte de la información contenida en el, pero no alcanzan la comprensión lectora porque hay dificultad para establecer porque se dice lo que se dice y para que se expresa” Los bajos resultados de los alumnos son preocupantes y muestran la realidad educativa del país dentro del contexto internacional.
Si pese a que el currículo ha aumentado sus horas en Lenguaje y Matemáticas considerablemente e intencionadamente, entonces podría preguntarse ¿Qué está sucediendo que no ha impactado los aprendizajes en la educación pública? Ahora si se quiere que los estudiantes sean capaces de reflexionar sobre “porque se dice lo que se dice”, esto es un desafío para la filosofía, la cual exige niveles de comprensión desarrollados en los niños y jóvenes; No obstante, cuando se sostienen políticas que apuestan el desarrollo transversal de la reflexión crítica y analítica, y se agrega que “sin haber filosofía se desarrolla pensamiento filosófico”, creo que estamos confundidos. Esto es especialmente grave si se requieren políticas claras en lo que respecta a la educación del País.
Matthew Lipmnan, sostiene que no es posible tener adultos capaces de participar activa, autónoma, critica, creativa y solidariamente de la vida de la sociedad, si tenemos niños que han aprendido la sumisión, la obediencia, la posibilidad de la repetición y el egoísmo.
El siglo XXI evocado debe ser un tiempo de preocupación respecto a los niños, se debe procurar que se transite a la pregunta, a la indagatoria, al cuestionamiento, “Si es necesario deben pintar fuera de los márgenes, para aprender a conocerlos.” Los niños de la escuela pública, que es responsabilidad del Estado, necesitan de la educación filosófica que al parecer es privilegio de unos pocos. En nuestro país solo los colegios privados desarrollan Filosofía desde la edad prebásica.
Es necesario para enfrentar los desafíos, preguntarse por la concepción disciplinar de la Filosofía y como se piensa su relación con la educación; Incluir la Filosofía donde no esté y lograr la equidad que el sistema demanda; Revisar la formación inicial con una fuerte critica a las universidades formadoras sobre la responsabilidad de sus egresados y el contexto laboral hacia el cual se dirigen; Debatir sobre los sentidos de la Filosofía con una mirada nuestra como País sin el prejuicio de lo que pasa en los países desarrollados o en los de menor desarrollo; Levantar propuestas curriculares con amplia participación de los profesores de Filosofía organizados donde estén, acogiendo a quienes quieran participar y quienes deban estar; Hacer del Pensar una práctica desde el inicio de la edad escolar, incluso desde la presencia en el vientre materno.
La perspectiva para el siglo XXI sólo será posible, si está la decidida convicción en nuestras mentes de esa necesidad, de la importancia de desarrollar el pensamiento filosófico en los niños y niñas de la educación pública, que es responsabilidad del Estado. Por el contrario, si de los presentes en este debate a lo menos uno lo duda, significa que ya no resta más que hablar, y solo nos queda continuar esta discusión. En definitiva Pensar.
miércoles, 12 de septiembre de 2007
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