viernes, 4 de abril de 2008

Colaboraciòn diario la Prensa de Curicò - Chile

EL CUIDADO QUE TODA MUJER DEBE TENER.

Cuando vivimos rápidamente la vida y nos damos cuenta que los días pasan y nos dejan atrás, sin haber realizado todo lo que nos propusimos y sentimos que nos falta el tiempo para tanta cosa, significa que hay algo que está mal. La sociedad moderna nos exige y sobreexige un rendimiento no solo laboral, sino también en el ámbito familiar. Para entender esto solo pensemos en un día común para aquella mujer que es madre, cuida de su casa y trabaja.
¿Cómo es un día para ella y que acciones realiza cotidianamente?

Si los niños están en la escuela debe cuidar que nada les falte de acuerdo a las necesidades del lugar dónde estudia. No solo preocupa mantener los útiles, asistir a reuniones o entrevistas, estar al día en las cuotas y apoyar a los hijos en sus tareas y trabajos. Se debe disponer del tiempo que ellos demandan para que no se sientan solos o abandonados;
En el hogar debe estar atenta a todas las necesidades: pagos, alimentación, vestimenta de los hijos/as, mantención, compras, decoración, detalles que solo una dueña de casa conoce y que son interminables, en muchos casos la mujer trabajadora además debe mantener el aseo de su hogar cuando no dispone de ayuda externa;
La familia que la rodea también es fuente de preocupación y atención, padres, hermanos, sobrinos, nietos, cuñados/as, etc. Cómo no estar atenta a las necesidades e intereses de ellos;
El esposo o pareja es también una fuente inagotable de requerimientos, y a veces de incomprensiones. Agreguemos a este panorama la presencia del machismo, que existe y se constituye en una amenaza constante. Probablemente la pareja no dimensione los roles y exigencias que esta mujer vive, para el hombre machista se constituye en normal que la mujer cuide de las necesidades del hogar, de los hijos, de la pareja como parte de la rutina. Cuánto cuesta hacerles entender que estas obligaciones deben ser compartidas y no exclusivas de un sexo;
Al pensar en el trabajo, dado la gran cantidad de profesiones y oficios, quisiera referirme solo a la presencia de las demandas que este exige a la mujer trabajadora, estas demandas que deben ser respondidas con eficiencia y prontitud. Pero, a veces, las demandas externas coinciden con las demandas que la misma mujer tiene, por responder más allá de las expectativas o de lo pactado en el contrato, la necesidad de sentirse profesional exitosa la lleva a agotar los últimos tiempos o momentos que podrían pertenecerle;
Luego de esto, que le queda para si. ¿En qué momentos reflexiona, descansa, se detiene?, ¿Cómo es esa calidad de vida que está viviendo?, ¿Tiene tiempo para recrearse y cuidarse física, psicológica y espiritualmente?



Los tiempos que vivimos son un torbellino que nos enreda y atrapa tan fuertemente que no nos damos cuenta de lo esclavos que somos. La ciudad se va construyendo de manera hostil, sin lugares que nos lleven a la reflexión que es tan necesaria para detenernos y decir “Basta”. Solo cuando algo muy grande nos remese, paraliza o sacude, nos damos cuenta de esta presión. Quisiera pensar si a esta mujer que he descrito, que tal vez es producto de la fantasía, se agrega una vida de tristeza, ¿Qué le queda?, Tal vez la soledad de haber vivido sin saber cómo y la sensación de la incomprensión.

Bueno, A una de estas mujeres descritas, les contaré, le descubrieron una enfermedad que cohabitaba en su ser sin darse cuenta. Su vida ya no dependía de las expectativas y requerimientos de los otros, su vida ya no era su vida. Debía enfrentar el dolor de ver por última vez a los suyos, sin haberse detenido a pensar sobre su propia existencia. El día cotidiano que relatábamos al inicio se detenía ante su mirada y solo quedaban los rostros de sus hijos, que tal vez no volvería a ver.

Este relato va dirigido a aquella mujer que no se da tiempo para sí misma, que no se cuida ni preocupa por hacerse exámenes preventivos de todo tipo. Que no deja momentos del día para respirar calmadamente, que cree que la muerte no existe y vive los días sintiéndose inmortal.

La muerte es lo único certero que nos queda, debemos tenerla tan presente para no perder la perspectiva de la vida. Buscar formas de vida equilibradas y sanas, que nos permitan, en su momento, morir en paz.

Colaboración,
Rosa Riquelme.

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